No es lo mismo oír que escuchar.
Publicado por jmvicedo el jueves, 12 de mayo de 2005 a las 12:31 a. m..Si existe una habilidad que hay que dominar para garantizar una comunicación efectiva con los demás esa habilidad es la escucha activa. La mayor parte de las personas simplemente “oye” a los demás, pero son realmente pocas las personas que realizan un esfuerzo consciente por “escuchar” de verdad lo que la otra persona le está comunicando. Y ese habilidad marca una tremenda diferencia en nuestra eficacia comunicativa.
Escuchando con verdadera atención y enfoque en querer realmente comprender que se nos está diciendo, obtenemos otro gran beneficio; nuestra capacidad de aprendizaje se ve multiplicada. Prestando plena atención al escuchar tendremos la certeza de estar percibiendo todo el mensaje que nuestro interlocutor nos transmite: tanto verbalmente como a través de su lenguaje no verbal.
¿No es cierto que en muchas ocasiones mientras la otra persona nos está hablando, en lugar de estar escuchando atentamente lo único que hacemos es preparar con ansiedad la respuesta que nosotros le daremos? ¿Porqué ese afán en tratar de impresionar con nuestra respuesta cuando ni siquiera estamos comprendiendo y escuchando con la atención merecida el mensaje que nos está llegando? Esta actitud generalmente esconde un síntoma de inseguridad. Las personas que poseen confianza, reflejan en sus respuesta que verdaderamente han estado escuchando con absoluta atención lo que la otra persona tenía que decirles.
Un buen ejercicio para comenzar a hacer es comenzar hoy mismo a escuchar de verdad a cada persona que se comunique contigo. Actúa de manera calmada y no precipitada. Termina de escuchar el mensaje de la otra persona, y solo después reflexiona un instante sobre lo que escuchaste y ofrece tu respuesta. Descubrirás que de esta manera tus respuestas son mucho más claras y profundas. Comenzarás a comprobar que la verdadera empatía con los demás solo se consigue después de haber escuchado primero plenamente todo lo que esa persona tenía que decirnos.
Empecemos a utilizar en toda su magnitud nuestra capacidad de escuchar.
© 2005 JOSE MARIA VICEDO
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