Cuando alguien cree en ti.
Publicado por jmvicedo el martes, 3 de noviembre de 2009 a las 12:18 a. m..
Una de las influencias más positivas que he tenido en toda mi vida fue la de uno de mis profesores en educación primaria. Don Rafael era un salesiano que nos daba clase de lengua y literatura. Como profesor era extraordinario, y como persona simplemente excepcional. Aprendí muchísimo en sus clases, pero muchísimo más de su filosofía de la vida y de los principios que nos mostraba cada día a través de su ejemplo.
Todavía recuerdo hoy como si hubiese sucedido ayer mismo, la primera muestra que me ofreció de su inmensa sabiduría de la naturaleza humana. Yo tendría en aquel momento unos 12 años, y recién acababa de comenzar el curso lectivo de aquel año. Aquel día en concreto, durante la clase de lengua, mi comportamiento fue algo travieso, y tras aguantarme durante un buen rato, finalmente don Rafael, como jefe de estudios que era, me citó en su despacho después de clase. Yo esperaba un buen castigo y una buena reprimenda.
Con esos presagios, tras la clase me dirigí a su despacho esperando lo peor. Cuando entré, cual fue mi sorpresa cuando don Rafael simplemente me dijo que no estaba allí para ser castigado, sino para que entendiese que aquel comportamiento a lo único que me conducía era a desperdiciar el inmenso potencial que yo tenía y que él veía en mí. Y acto seguido me dijo que me iba a nombrar responsable de las suscripciones y de la revista de la escuela en mi curso.
No solo no me castigó, sino que me ofrecía su confianza. Diciéndome que creía en mi potencial, hizo que mi autoestima se elevara.
Desde aquel instante mi actitud cambió radicalmente. Me convertí en un alumno que demostraba interés en cada una de mis clases. Era como si quisiese demostrar que aquello que me había dicho don Rafael era verdad. Que mi potencial era mucho y no lo podía desperdiciar haciendo tonterías. Pronto aquel simple cambio de actitud me hizo descubrir una pasión por el aprendizaje que me ha acompañado hasta el día de hoy.
Hoy, muchos años después de aquella simple experiencia, puedo decir que aquella conversación con don Rafael cambió profundamente mi vida. Aquellas simples palabras significaron un impulso positivo en mi actitud de gran calado. Ese es el increíble poder que todos y cada uno de nosotros tenemos si nos proponemos impactar positivamente a personas de nuestro entorno. A veces, demostrando que tú crees en alguien, ese alguien descubrirá en si mismo ese potencial adormecido y querrá despertarlo. Y eso terminará suponiendo una tremenda diferencia positiva.
© 2009 JOSE MARIA VICEDO
http://www.clubsuperacion.com
Todavía recuerdo hoy como si hubiese sucedido ayer mismo, la primera muestra que me ofreció de su inmensa sabiduría de la naturaleza humana. Yo tendría en aquel momento unos 12 años, y recién acababa de comenzar el curso lectivo de aquel año. Aquel día en concreto, durante la clase de lengua, mi comportamiento fue algo travieso, y tras aguantarme durante un buen rato, finalmente don Rafael, como jefe de estudios que era, me citó en su despacho después de clase. Yo esperaba un buen castigo y una buena reprimenda.
Con esos presagios, tras la clase me dirigí a su despacho esperando lo peor. Cuando entré, cual fue mi sorpresa cuando don Rafael simplemente me dijo que no estaba allí para ser castigado, sino para que entendiese que aquel comportamiento a lo único que me conducía era a desperdiciar el inmenso potencial que yo tenía y que él veía en mí. Y acto seguido me dijo que me iba a nombrar responsable de las suscripciones y de la revista de la escuela en mi curso.
No solo no me castigó, sino que me ofrecía su confianza. Diciéndome que creía en mi potencial, hizo que mi autoestima se elevara.
Desde aquel instante mi actitud cambió radicalmente. Me convertí en un alumno que demostraba interés en cada una de mis clases. Era como si quisiese demostrar que aquello que me había dicho don Rafael era verdad. Que mi potencial era mucho y no lo podía desperdiciar haciendo tonterías. Pronto aquel simple cambio de actitud me hizo descubrir una pasión por el aprendizaje que me ha acompañado hasta el día de hoy.
Hoy, muchos años después de aquella simple experiencia, puedo decir que aquella conversación con don Rafael cambió profundamente mi vida. Aquellas simples palabras significaron un impulso positivo en mi actitud de gran calado. Ese es el increíble poder que todos y cada uno de nosotros tenemos si nos proponemos impactar positivamente a personas de nuestro entorno. A veces, demostrando que tú crees en alguien, ese alguien descubrirá en si mismo ese potencial adormecido y querrá despertarlo. Y eso terminará suponiendo una tremenda diferencia positiva.
© 2009 JOSE MARIA VICEDO
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