Anclándote al éxito.

Un proceso de efectividad impactante para lograr situarse en un estado emocional determinado son las anclas. Un ancla no es mas que un proceso en el cual si se produce un desencadenante, automáticamente sentimos una emoción determinada. Existen anclas de carácter visual, auditivo, kinestésico e incluso olfativas y gustativas.

Por ejemplo, muchas personas al escuchar el himno de su país no pueden evitar sentir determinadas emociones. En este caso se trata de un ancla auditiva; el sonido de ese himno es el desencadenante de la emoción. En muchas personas se desatarían las mismas emociones tan sólo viendo la bandera de su país. En este caso se trataría de un ancla visual.

Vivimos en un mundo lleno de situaciones estímulo/respuesta, de modo que gran parte del comportamiento humano consiste en respuestas programadas inconscientemente. El ejemplo típico es la persona que ante situaciones de tensión busca inmediatamente el cigarrillo, el vaso de alcohol o la droga para calmar esa ansiedad. Ni siquiera lo piensan; simplemente desatan una respuesta que tienen programada como automática.

Fue Pavlov quien demostró empíricamente este proceso en su famoso experimento con perros. El investigdor daba de comer a los perros y justo en el momento en que comenzaban a salivar ante la comida hacía sonar una campana. Después de una serie de repeticiones, simplemente haciendo sonar la campana los perros salivaban. Habían asociado el estímulo de la campana al hecho de salivar.

Si sabemos utilizarlo y sacarle partido, el proceso de crear anclas puede suponer una herramienta de increíble poder para desatar lo mejor que hay en nosotros. El anclaje es un modo de asegurar la permanencia de una emoción determinada. Por medio del anclaje se crea un mecanismo de funcionamiento seguro, que se dispara de manera automática para crear el estado que uno desee en cualquier situación, sin necesidad de pensarlo. Cuando una emoción o recurso está anclada de forma efectiva la tendrás a mano siempre que la necesites.¿No sería fantástico poder desatar un estado de seguridad y confianza cuando la situación lo requiera? ¿Y qué tal un estado de entusiasmo y pasión?... Todos hemos de procurar sacar el máximo partido de nuestra capacidad. El anclaje es sin lugar a dudas el medio más efectivo para garantizar el acceso constante a nuestros mejores recursos; es la certeza de que tendremos en cada instante lo que necesitamos para enfrentar cualquier situación con garantías de éxito. En tu vida encontrarás un montón de ejemplos tanto de anclas positivas como negativas. Si por ejemplo durante unas vacaciones en las que lo pasaste realmente bien escuchaste repetidamente una determinada canción, es muy probable que cada vez que la escuches se desaten en ti las mismas sensaciones que tuviste durante aquel verano. En el lado negativo, si alguna vez te pusieron una multa en una zona determinada de una carretera, es posible que cada vez que vuelvas a pasar por allí se reproduzcan en ti de manera automática las mismas emociones. Como ves, en la mayoría de nosotros se han ido formando anclajes al azar. ¿Porqué no comenzamos de una vez por todas a ser nosotros quienes conscientemente aprovechemos ese poder? Comprométete a partir de este instante a alcanzar maestría en este proceso acelerador del éxito.

¿Cómo podemos crear anclas a nuestra voluntad? El proceso es realmente sencillo. Imaginemos que queremos crear un ancla que induzca en nosotros la emoción del entusiasmo. Para crearla seguiríamos los siguientes pasos:

Paso 1.- Recuerda un momento de tu vida en el que estuvieses plenamente entusiasmado. Asóciate intensamente a ese recuerdo sintiéndolo como si estuviese sucediendo de nuevo.

Paso 2.-Justo en el momento en que la emoción esté en su punto más alto ánclala. Para hacerlo suministra en ese mismo instante un estímulo que quieras que te sirva como desencadenante. Para que sea efectivo el desencadenante ha de ser único y no habitual. Es decir, tiene que enviar al cerebro una señal diferenciada e inconfundible.

Paso 3.- Repite el proceso varias veces para crear consistencia en el ancla.

Paso 4.- Chequea que el ancla ha sido instalada. Cambia tu enfoque y pon tu mente en blanco. A continuación haz el gesto o el desencadenante que hayas creado para el ancla, imitando exactamente el estímulo tal y como lo creaste, y observa lo que sucede. Si el ancla ha sido bien creada la emoción anclada se disparará de manera automática.

En caso de que la emoción no se desencadenase puede ser debido a varios motivos. Generalmente es debido a que no se ha instalado el desencadenante en el momento cumbre de intensidad emocional o a que necesitas realizar más repeticiones para instalarla.

Puedes crear anclas de todos aquellos estados emocionales que estimes necesarios. Sólo recuerda que si no quieres que todas las emociones ancladas se disparen a la vez habrán de tener cada una un desencadenante diferente. Toma de forma inmediata el control para lograr los cambios emocionales que desees y genera esos cambios a través de las anclas en una fracción de segundo. Acabas de descubrir un poder que si aprendes a utilizarlo puede cambiar por sí sólo rápida y absolutamente tu vida. Ese es el increíble poder de tu sistema nervioso cuando es usado efectivamente.

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